Muchos aseguran que los ovnis siguen siendo un asunto Top Secret. Sin embargo, todo el tiempo circulan informes de algún área oficial (generalmente de la aeronáutica militar) que excita la imaginación de un público ávido de misterios sin resolver.
La modorra
de la ufología se ha vuelto a sacudir con el hallazgo de unos planos liberados
por el Archivo Nacional de los EE.UU. sobre el llamado Proyecto 1794, también
conocido como Proyecto "Y", Silver Bug o WS-606A. O Avrocar, como
aparece mencionado en muchos libros sobre ovnis publicados en la década del
setenta.
Planos del
Proyecto 1794 Los planos de su tecnología futurista pasan a engrosar la gran galería
de piezas de museo sobre platillos voladores estrellados: estos artefactos,
diseñados en Canadá, iban a dar la vuelta al mundo a velocidades de vértigo,
pero acabaron en un pif!, un poco porque su tecnología fracasó y otro poco
porque fueron barridos bajo la alfombra por indulgentes historiadores de la
aeronáutica militar occidental y pronorteamericana. Planos del Proyecto 1794
(2) El proyecto 1794, impulsado por la Fuerza Aérea de los EE.UU., se proponía
construir un platillo volador supersónico. SIGUE
Para desarrollar el prototipo contrató a la empresa canadiense Avro, que había previsto una inversión total de 3.168.0000 dólares (el equivalente actual, 26, 6 millones de dólares). Este monto no es tan asombroso cuando conocemos las prestaciones que esperaban de la aeronave: era de despegue y aterrizaje vertical, su velocidad iba a cuadriplicar la del sonido e iba a alcanzar una altitud superior a los 100 mil metros. En plena Guerra Fría, la USAF estuvo tan envuelta como los medios de difusión, Hollywood y el público en el sueño de los platillos voladores.
Las ilusiones militares de ahondar en el tema
se han expresado tanto en proyectos de estudio oficial (como los proyectos
Sign, Magnet, Grudge y Blue Book) como en su deseo de ganar de mano a otras potencias
en el desarrollo de tales artefactos, ya que a las noticias de naves aéreas
insólitas en los cielos del mundo le seguía la idea de que la Unión Soviética,
por ejemplo, ya podría haber desarrollado esa tecnología. El proyecto 1794, de
acuerdo al memorándum recientemente desclasificado, fechado en 1956, revela
planos desarrollados por los técnicos de la empresa canadiense y las
desmesuradas ilusiones que cultivaban. "El actual diseño poseerá un
rendimiento muy superior al estimado cuando comenzaron las negociaciones del
contrato", asegura el autor del documento. Y decimos
"ilusiones", y no "engaño", ya que cuesta imaginar que una
importante empresa canadiense haya pretendido engañar nada menos que a la
Fuerza Aérea norteamericana.
(¿O sí?).
Informe del ATIC sobre el Avrocar (1955) La novedad no es tan impresionante.
Hace tiempo una acción emprendida gracias al Acta de Libertad de Información
logró liberar un documento con detalles del Project Silver Bug, como este
distribuido por el Air Technical Intelligence Center (ATIC) el 15 de febrero de
1955. El material, difundido por Bill Zuk en su trabajo AVROCAR: Canada's
Flying Saucer: the story of Avro Canada's secret projects, 2001, está
disponible desde hace años gracias a The Computer UFO Network (CUFON). UFO
CRASH El disco volador, que originalmente iba a unir Nueva York con Miami en 24
minutos, no solamente no alcanzó Match 3 o 4 sino que despegó 3 o 4 metros
sobre el suelo y alcanzó una velocidad crucero de 35 kilómetros por hora,
convirtiéndose en uno de los papelones más grandes de la aeronáutica
norteamericana. Su diseño circular, semejante a los platillos voladores que
mostraban las películas de ciencia ficción de los años cincuenta, reforzaron el
absurdo. Avrocar El Proyecto 1794 fue una de las denominaciones del llamado
Avrocar VZ-9AV, donde "VZ" significaba "vuelo vertical
experimental", "9" la novena propuesta conceptual, y
"AV" Avro. Su diseñador, el ingeniero John Frost, se inspiró en las
noticias sobre platillos voladores y en el llamado efecto Coanda, un fenómeno
físico en el cual una corriente de fluido —gaseosa o líquida— tiende a ser
atraída por una superficie vecina a su trayectoria.
El concepto
tenía motores turborreactores que iban a impulsar un dispositivo llamado
"turborotor", el cual crearía un colchón de aire sobre la cual la
aeronave flotaría a baja altitud. Otra consecuencia del efecto Coanda iba a
acelerar la nave, llevándola a ganar altura. Los resultados aún pueden verse en
un video que circula desde hace años en la Red: Al parecer, el mayor talento de
la compañía Avro fue haber logrado convencer a la Fuerza Aérea de los EE.UU.
que esa cosa podía volar. Por cierto, en 1952 el proyecto ya había sido
abandonado por el gobierno canadiense, que proporcionó los fondos iniciales.
El proyecto
fue cancelado en diciembre de 1961. Es difícil separar el fin del Avrocar con
el desastre que tuvo lugar dos años antes, cuando el gobierno canadiense
canceló el Avro CF-105 Arrow, un avión en ala delta cuyo final dejó a 14.528
empleados de la empresa sin trabajo. Avrocar en el National Museum (Wikipedia)
Portada de la revista "Invention & Technology" (1956) Otro dato
curioso: como se puede comprobar revisando revistas especializadas de la época,
el Avrocar nunca fue un secreto militar, aunque así lo hayan pretendido los
responsables de la idea, que desde que el proyecto empezó hasta que terminó
atribuyeron la fuente de todos los problemas a la falta de financiación. Los
primeros escritores sobre platillos voladores, como Donald Keyhoe o Frank Edwards,
también notaron esa exagerada publicidad.
Ellos vieron a estos prototipos una mera
maniobra distractiva. Parte de la recién nacida "conjura de
silencio". Para los primeros ufólogos, estas máquinas deficientes eran la
prueba de que los platillos voladores no podían ser fabricados en la Tierra.
Quién iba a imaginar que, a fines del siglo XX, la conspiranoia ufológica
llegaría a afirmar exactamente lo contrario: que la generación Stealth (los
aviones "invisibles", no detectables por radar) fue consecuencia de
que el Pentágono tuvo acceso a tecnología alienígena recuperada en Roswell.
INFORME Y FUENTE: ALEJANDRO AGOSTINELLI