Libro Alíen Cicatrix II que con
anterioridad hemos hablado junto a su primera parte y otros trabajos del señor
Corrado Malanga. El contexto trata del desparasitaje a través de la
modificación de esta realidad virtual, gracias a cierto grado de consciencia.
“La literatura representada
demuestra claramente e indiscutiblemente que la meditación trascendental
modifica los parámetros externos relativos al estado de los eventos que se
refieren a la esfera Espacio-Tiempo-Energía, es decir, la realidad virtual.
Se cuenta también que existen
casos de curación de personas que han meditado sobre su enfermedad y han
visualizado, día tras día, la disgregación de la enfermedad: un clásico ejemplo
de enfermedad trascendental que modifica lo que la ciencia actual no puede
modificar. Muchos de los milagros, considerados así por la religión, no serían
otra cosa que fuertes alteraciones de la probabilidad de que éstos tengan lugar
en el futuro que son desviados por la “ola de voluntad”, quizás activada
inconscientemente durante las meditaciones con fondo religioso.
El efecto masa sería fundamental,
porque estas curaciones se obtendrían más fácilmente cuando es mucha la gente
que “reza”, como ocurre durante algunas reuniones en masa de fanáticos
religiosos.
Silvano Fuso, del Cicap, se
expresa así:
Frente a la remisión (de tumores
incurables–nota del autor) espontánea la ciencia no dispone actualmente de una
explicación adecuada, pero esto no significa que la encontrará tampoco en el futuro.
Es más, la de las remisiones espontáneas representa un gran desafío que podrá
llevar a la ciencia a progresos notables. En el momento en el que se
comprendieran las causas que provocan, por ejemplo, que un tumor manifieste una
regresión espontánea, probablemente se conseguiría también encontrar una
terapia adecuada. Esta, sin embargo, se limita a gritar el milagro de,
seguramente, escasos contribuyentes, al bienestar de la colectividad. Las
hipótesis más aplaudidas que la ciencia médica formula a propósito de las
remisiones espontáneas están ligadas al funcionamiento del sistema
inmunológico. Sin embargo los grandes progresos hechos en este campo, los
mecanismos que determinan nuestras defensas inmunitarias son aún desconocidos.
Particularmente, las relaciones que transcurren entre el sistema inmunológico y
las condiciones psico-emotivas están, en gran medida, envueltas en el misterio.
(E. Sternberg e P. Gold, “El cuerpo, la mente y la enfermedad”, en “Los
fármacos: de la naturaleza a la biotecnología”, Los Cuadernos de la Ciencia, n.
102, Milano 1998). Que tales relaciones sean una realidad está finalmente
demostrado más allá de cualquier duda.
También para la física cuántica
las cosas comienzan a cuadrar en este sentido: en 1982 un equipo de investigación
de la Universidad de Paris, dirigido por el físico Alain Aspect, condujo lo que
podría revelarse el más importante experimento del siglo XX.
De hecho, Aspect y su equipo
descubrieron que algunas partículas subatómicas, como los electrones, en
determinadas condiciones son capaces de comunicarse instantáneamente una con la
otra independientemente de la distancia que las separa, ya se trate de 10
metros o de 10 millones de kilómetros. Es como si cada partícula supiese
exactamente que están haciendo las otras.
Este fenómeno puede ser explicado
sólo de dos formas: o mediante la teoría de Einstein, que excluye la
posibilidad de comunicaciones más veloces que la luz y considerada errónea, o
bien con la teoría de que las partículas subatómicas se conectan no localmente.
Debido a que la mayor parte de
los físicos niegan la posibilidad de fenómenos que sobrepasen la velocidad de
la luz, la hipótesis más acreditada es que la de que el experimento de Aspect
sea la prueba de que la unión entre las partículas subatómicas sea
efectivamente de tipo no local.
Pero, ¿esto,… qué quiere decir?
Simplemente, que:
El Universo es un holograma
David Bohm, conocido físico de la Universidad de Londres
recientemente desaparecido, sostenía que los descubrimientos de Aspect implicaban
que la realidad objetiva no existe. Sin embargo su aparente solidez, el
universo es en realidad un fantasma, un holograma gigantesco y espléndidamente
detallado.
Holograma: las partes y el todo
en una sola imagen.
Diversos niveles de conciencia,
diversas realidades.
Bohm está convencido de que el
motivo por el cual las partículas subatómicas permanecen en contacto
independientemente de la distancia que las separa reside en el hecho de que
esta separación es una ilusión.
Mantenía que, a un nivel cualquiera
de realidad más profundo, tales partículas no son entidades individuales, sino
extensiones de un mismo “organismo” fundamental. En un Universo holográfico
incluso el tiempo y el espacio no serían más que los principios fundamentales.
Debido a que conceptos como la localidad son infringidos en un Universo donde
nada está verdaderamente separado de lo demás, también el tiempo y el espacio
tridimensional deberían ser interpretados como simples proyecciones de un
sistema más complejo.
En su nivel más profundo, la
realidad no es otra cosa que una suerte de superhologramas en los cuales el
pasado, el presente y el futuro coexisten simultáneamente; esto implica que,
disponiendo de los instrumentos apropiados, un día podremos entrar en aquel
nivel pero, con las técnicas de hipnosis regresiva, ya lo estamos haciendo!
El doctor Pribram cree que los recuerdos no son
almacenados en cada neurona individualmente o en pequeños grupos de neuronas,
sino en los esquemas de los impulsos nerviosos que atraviesan todo el cerebro,
como los esquemas de los rayos láser que atraviesan toda el área de un
fragmento de película que contiene la imagen holográfica.
Por tanto, el cerebro mismo
funcionaría como un holograma y la teoría de Pribram explicaría también la
forma en que este órgano puede contener tal cantidad de recuerdos en un espacio
así de limitado. Ha sido calculado que el cerebro de nuestra especie tiene la
capacidad de almacenar, durante la duración media de la vida, cerca de 10
millones de informaciones y se ha descubierto que también los hologramas poseen
una sorprendente capacidad de memorizar, de hecho, simplemente cambiando la
perspectiva desde la que dos rayos láser golpean una película fotográfica, se
pueden acumular millones de informaciones en un sólo centímetro cúbico de
espacio, e incluso relacionar ideas y decodificar frecuencias de todo tipo.
También nuestra estupefacta
capacidad para recuperar velozmente cualquier información del enorme almacén de
nuestro cerebro resulta explicable más fácilmente, si se supone que éste
funciona según los principios holográficos: no es necesario dar la vuelta a un
gigantesco archivo alfabético cerebral, porque cada fragmento de información
parece estar todavía instantáneamente relacionado a todos los demás: otra
particularidad típica de los hologramas.
Aquellas que nosotros
consideramos curaciones milagrosas podrían ser, en realidad, debidas a una
mutación del estado de conciencia capaz de provocar cambios en el holograma
corporal.
De la misma forma podría darse
que algunas de las polémicas técnicas de curación alternativas como la
visualización, resulten así de eficaces porque en el dominio holográfico del
pensamiento las imágenes son en el fondo tan reales como la realidad: el mundo
concreto es una tela blanca que espera a ser pintada. Incluso las visiones y
otras experiencias de realidad no ordinaria pueden ser fácilmente explicadas si
aceptamos las hipótesis de un universo holográfico.
En su libro Gifts of Unknown
Things9, el biólogo Lyall Watson describe su encuentro con una chamana de
Indonesia la cual, siguiendo una danza ritual, era capaz de hacer desaparecer
instantáneamente un bosque entero de árboles. Watson refiere que, mientras él y
otro atónito observador continuaban mirando la mujer hacía aparecer y desaparecer
los árboles varias veces.
No quedaba otra, pues, que
verificar si con la utilización de la Conciencia del alma, como la he definido
precedentemente, se podía alterar la realidad virtual, eliminando las
interferencias alienígenas. Ya había visto que algunos ordenes post-hipnosis o
algunas “visualizaciones mentales” conseguían eliminar los parásitos
alienígenas LUX, Seis Dedos y MAA, en algunos sujetos más predispuestos … al
“parasitare”.