El manuscrito
Voynich es un misterioso libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito
hace unos 500 años por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un
idioma incomprensible, el denominado voynichés.
A lo largo
de su existencia constatada, el manuscrito ha sido objeto de intensos estudios
por numerosos criptógrafos profesionales y aficionados, incluyendo destacados
especialistas estadounidenses y británicos en descifrados de la Segunda Guerra
Mundial. Ninguno consiguió descifrar una sola palabra. Esta sucesión de
fracasos ha convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía
histórica, pero a la vez ha alimentado la teoría de que el libro no es más que
un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.
Sin embargo,
el que cumpla la ley de Zipf, que viene a decir que en todas las lenguas
conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su
frecuencia de aparición (cuantas más veces aparece una palabra en un idioma,
más corta es), hace pensar que se trata no sólo de un texto redactado en un
lenguaje concreto, sino también que este lenguaje está basado en alguna lengua
natural, ya que lenguajes artificiales como los élficos de Tolkien o el klingon
de Star Trek no cumplen esta regla. Esto es debido a que la explicación a esta
ley se basa en la economía lingüística: las palabras que más utilizamos son más
cortas y así requieren menos energía, por ello es el uso de una lengua el que
acaba por imponer esta ley. Es prácticamente imposible que el autor del
manuscrito Voynich conociera la ley de Zipf, enunciada muchos siglos después, y
por tanto que la aplicase a una lengua inventada por él.
El nombre
del manuscrito se debe al especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich,
quien lo adquirió en 1912. Actualmente está catalogado como el ítem MS 408 en
la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale.
En 2009, investigaciones de la Universidad de Arizona (EE.UU.) demostraron,
mediante la prueba del carbono 14, y con una fiabilidad del 95%, que el
pergamino del manuscrito podía datarse entre 1404 y 1438. Por otra parte, el
McCrone Research Institute de Chicago demostró que la tinta fue aplicada no
mucho después, confirmando así que el manuscrito es un auténtico documento
medieval.
Sobre el
lugar en que pudo haberse escrito, tan solo se dispone de una posible pista. En
una de sus ilustraciones aparece una ciudad amurallada, y son sus almenas
dibujadas las que aportan una orientación. Su forma es la de las almenas
llamadas de cola de golondrina, un estilo estético que más tarde, en el
renacimiento, se popularizó por toda Europa, pero que en el momento en que
supuestamente se elaboró el manuscrito, según los últimos estudios de la
Universidad de Arizona, solo se podía encontrar en el norte de Italia. Quizá en
la amplia región que transcurre entre Milán y Venecia.
Descripción:
El libro
tiene alrededor de 240 páginas de pergamino, con vacíos en la numeración de las
mismas (la cual es aparentemente posterior al texto, quizás del siglo XVI), lo
que sugiere que varias páginas se habían extraviado ya antes de su compra por
Voynich. Para evitar extravíos posteriores el padre Theodore C. Petersen lo
fotocopió en 1931, repartiendo dichas copias entre varios investigadores
interesados en su estudio e intento de traducción. Se utilizó pluma de ave para
escribir el texto y dibujar las figuras con pintura de colores; según se puede
apreciar, el texto es posterior a las figuras, ya que en numerosas ocasiones el
texto aparece tocando el borde de las imágenes, algo que no ocurriría si éstas
hubiesen sido añadidas posteriormente.