Mindalore está ubicada en las afueras de Krugersdorp, ciudad situada a 26 Kms
de Johannesburgo, en Sudáfrica. Es una localidad con casas bastante pequeñas
pero modernas, bordeadas por anchas calles asfaltadas. Más allá hay grandes
espacios libres y colinas. En esta región se explotan numerosas minas, de las
que se extrae especialmente manganeso de muy alta calidad, mineral de hierro y
asbesto. También hay tres usinas dedicadas al tratamiento del uranio, en el
sector municipal de Krugersdorp.
El caso de Mindalore que voy a
evocar en esta nota atrajo mi atención por un artículo publicado en el diario
"THE HERALD", uno de los mejores periódicos rhodesianos, y tomé mis
previsiones para tratar de encontrar a los testigos. Estos, la Sra. Meagan
Quezet y su hijo André de 12 años, aceptaron recibirme para un reportaje,
siempre que yo estuviera en condiciones de viajar por avión a Sudáfrica.
(Cynthia Hind vivía en Rhodesia NDT). Lo conseguí pronto, a Dios gracias, y
esto fue el 12 de enero de 1979. Llegué a Johannesbourg a las 16,30 de una
tarde más bien oscura, fui recibida por una lluvia torrencial, pero también por
mi hermana Lindsay y su esposo Richard. Ellos fueron muy gentiles y me
condujeron en auto hasta el domicilio de la Sra. Quezet. Llegamos al lugar
hacia las 20.15 horas, inmediatamente después de una comida frugal.
Meagan Quezet, un ama de casa de
una treintena de años, vive con su marido -de origen francés- y con sus dos
hijos, Gary de 8 años y André de 12 años, en Saúl Jacob, Street Nº 14,
Mindalore. La Sra. Quezet recibió formación de enfermera, pero no ejerce esa
profesión aunque evidenció responder con inteligencia a nuestras preguntas.
Durante nuestro primer encuentro, me pareció que ella daba señales de un ligero
rechazo, pero mi sorpresa se disipó cuando me enteré que había sido invadida
por llamados telefónicos, visitas de periodistas y sin contar las diversas
manifestaciones de desequilibrados. Poco a poco, como la noche avanzaba y ella
comenzó a ser cautivada por el interés que yo mostraba respecto a los OVNIs,
así como mis conocimientos relativos a casos precedentes, se distendió
totalmente. Cuando nos retiramos, ya toda la familia había entrado en
confianza.
Meagan me narró lo que sigue: En
la noche del 3 de enero de 1979 estaba sentada en la sala, ocupada en terminar
la lectura de un libro. Recuerda haber echado un vistazo al reloj de péndulo y
también recuerda que eran las 12 y 10 de la noche. Unos instantes después,
llega a la sala su hijo mayor, André, diciendo que no podía dormir y sugirió
tomar una taza te con su madre. Meagan aceptó. Ella me dijo: "Pensé que
André estaría atormentado por sus vacaciones escolares, porque tiene miedo de
comenzar sus estudios secundarios".
LADRIDOS
EN LA NOCHE
Enseguida escuchó los ladridos de
su perro Cheeky, que estaba en el exterior. Días antes, el animal había sido
duramente atropellado por un auto y su lomo había quedado en estado lastimoso.
Ella se dijo que lo mejor era ir a buscarlo a toda costa, en caso contrario se
corría el riesgo de que ladrara largo rato, importunando a los vecinos.
Avanzó un poco más allá del
porche de entrada llamando a Cheeky, pero el animal estaba sobre la ruta.
Entonces Meagan pensó que lo mejor era que André hiciera volver al perro.
Volvió sobre sus pasos y llamó a su hijo, pidiéndole que la ayude a traer el
perro. "Estaba inquieta a causa de los vecinos" -me dijo Meagan-
"siempre hay gente muy puntillosa respecto al alboroto nocturno.
Entonces le pedí a André que viniera
conmigo a la ruta para recuperar a Cheeky"
El nº 14 de la Saul Jacobs Street queda casi a mitad de la cuadra. En un extremo de la calle hay una unión en T con otra calle llamada Tindall Road. Más allá de Tindall Road -a no más de 12 m.- hay una ruta paralela, pero que no se comunica con la anterior ni por el más pequeño camino. Es una ruta de construcción reciente que une el sector industrial de Chamdor con el complejo industrial de Luipaardsvlei, utilizada por un tránsito importante durante el día, pero desierta durante la noche.
Cuando madre e hijo se aproximan a Tindall Road, Meagan observa a Cheeky ladrando frenéticamente, acompañado por la mayor parte de los perros del vecindario. En ese momento comienza a tomar conciencia de la presencia de una brillante luz rosada hacia el fin de la "ruta".
"Pero yo no veo nada,
mamá" -contestó el muchacho. "Bueno, entonces ¿que es esta cosa rara,
allá?" retruca Meagan indicando con el dedo la extraña luz rosa que podía
ver sobre la ruta. Su primera reacción fue pensar en la luz de un avión que
hubiera aterrizado allí.
Se lo dice a André, convencida de
estar en la verdad.
Inquietos por esta posible
eventualidad, se dirigieron rápidamente hacia el fin de la ruta. Les fue
necesario sortear algunas zanjas y porciones de terreno accidentado cubierto de
altos pastizales y pequeños espinos, después trepar el talud fuertemente
inclinado que formaba el terraplén de la ruta. Aquella todavía no estaba
terminada y servía como lugar de juegos a los niños de la zona.
Meagan no veía otra explicación
para esta fuerte luz rosa. Por un corto lapso pensó en la luz de un patrullero
de policía, esa que está instalada en el techo, pero como no escuchaba el ruido
de sirena que generalmente la acompaña, en seguida abandonó esa posibilidad.
Además, la luz estaba claramente por encima de la superficie de la ruta un poco
como aquella que suele hallarse sobre los aviones.
FRENTE A
UN APARATO DESCONOCIDO
Ellos se desplazaban con paso
rápido sobre la banquina, siempre rumbo a la luz de la nueva ruta, sobre la
cual estaban en ese instante. "Cuando llegamos cerca" -dice Meagan-
"me di cuenta de que no se trataba de un avión ordinario. Nos fuimos
aproximando por un costado y quedamos bastante asombrados al constatar, al ver
a qué punto era extraño este aparato. Pero habiendo recibido una formación de
enfermera, mi instinto me decía que alguien podía necesitar socorro.
Por lo menos habría podido llamar
a una ambulancia o hacer alguna cosa semejante, como ser dar unos primeros
auxilios o consejos mientras esperábamos mejor ayuda".
Se aproximaron todavía más al
objeto. Meagan entonces pudo ver que el aparato, sea lo que fuera, estaba
completamente bordeado por una vaina de luminosidad rosa "absolutamente
rosa" -precisaría ella. Ambos, la madre y el hijo, estaban totalmente
desconcertados por el asombroso color de esta luz. Si bien ésta rodeaba
enteramente al aparato, Meagan encontró su fuente en lo alto y a cada costado
de una especie de abertura.
Dibujo
que muestra el objeto que le secuestró junto con su madre
|
"Como caminábamos sobre el
borde de uno de los costados de la ruta pude ver el artefacto, y también pude
darme cuenta de que era un aparato de tipo desconocido para mi, erguido en
vertical sobre la ruta, aunque aquella tiene una ligera pendiente en el lugar
donde estábamos y mas allá. De arriba hacia abajo, el objeto tenía la forma de
un huevo, pero la base era en línea recta, en lugar de ser redondeada, mientras
que el conjunto estaba sostenido por cuatro pies.
Estos eran en "patas de
araña", más bien filiformes, de más o menos unos 10 cm. de ancho y la
parte inferior tenía forma de ventosa. Cada "pata de araña" podía
tener aproximadamente un metro veinte de alto. Sin ser experta en el arte de
estimar las dimensiones exactas de cosas vistas a la distancia, el aparato
sería tres veces más alto que los pies, o sea 3,70 mts." (NDT.: En el
original, se cita 1,22 m. y 3,66 m., cifras demasiado precisas surgidas de una
posible conversión directa de medidas inglesas en números métricos).
Cuando le pregunté cual era el
ancho del aparato, Meagan me respondió: "estaba justo entre las líneas
amarillas de la ruta". Obtuve 4,88m. Midiendo la separación exacta, pero
pienso que ésta última información es aleatoria. Estaba oscuro y la luz difusa del
aparato bien pudo deformar la imagen de la ruta. Todo indica, en efecto, que el
aparato no era tan ancho.
Enseguida pregunté a Meagan
cuales fueron sus impresiones en ese momento.
- "Estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer".
- "Estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer".
- ¿Se sintió asustada?.
"No a decir verdad, yo pensé
siempre en un aparato cualquiera "terrestre", un aparato experimental
por ejemplo. Era insólito pero en nuestros días una ve toda clase de cosas
raras" –
Contestó riendo.
"Francamente, en principio
no pensé en un aparato del espacio. Vea, yo no creo en ese tipo de cosas,
Además jamás leí nada sobre este tema que hubiera podido influenciar mi
espíritu de uno u otro modo."
Le pregunté a André qué detalles
vio por su parte: "He visto el aparato así como lo describió mi
madre" dice, y me dibuja un croquis en el papel de un atado de
cigarrillos. Sin duda, el objeto visto tenía la parte superior en forma de
huevo. El resto del relato estaba casi totalmente conforme a lo que había
contado Meagan.
Ella agregó: "Frank Norton
(ufólogo sudafricano) pretendió que yo había inventado esta historia. Le
contesté: ¡Oh no! Si hubiera querido mentir sobre alguna cosa no habría hecho
participar a mi hijo. ¿Qué madre haría la monstruosidad de entrenar a su hijo
para que mienta así? ¡Mucho menos cuando su hijo es de una gran sensibilidad y
está a punto de iniciar sus estudios secundarios!."
LOS
"VISITANTES" SALEN A ESCENA
Ahora vuelve al asunto que nos
interesa: "Como nos detuvimos a poca distancia del aparato, André y yo
intercambiamos algunas frases, preguntándonos qué podía ser eso. No se bien por
qué, permanecimos ahí cuchicheando. Casi nos comportábamos como sí no
quisiéramos ser sorprendidos mirando".
Seguidamente, mientras todavía
estaban muy cerca, saltaron 5 ó 6 hombres por la abertura y se reencontraron en
el suelo.
Les pregunté si habían visto a
alguien cerca del aparato antes de que aparecieran estos 5 o 6, hombres;
"no" dijo André. "Los hombres surgieron del aparato, después que
llegamos a aproximarnos" agregó Meagan. "Uno o dos de ellos fueron
hacia el costado izquierdo, el más alejado de nosotros. André y yo hemos
discutido para saber si eran uno o dos los hombres que fueron hacia ese costado
del aparato, pero no nos pusimos de acuerdo.
Dos de los hombres quedaron a la
altura del centro del aparato y los dos últimos vinieron hacia el lado donde
estaban los testigos, "el que estaba más cerca de nosotros parecía hablar
más, en tanto que el otro respondía por monosílabos. El que hacía toda la
conversación hablaba con una voz alta y reposada, las palabras eran extendidas
como en una oración, Pero realmente no pudimos entender las palabras, sólo los
sonidos pronunciados" precisa Meagan.
Y André continúa "Vi a uno
de los hombres, él mas alejado, agacharse y juntar un poco de arena de un
costado de la ruta asfaltada, que allí es arenoso. Los dos hombres conversaban
y vi a aquel tomando arena en su mano y en seguida la dejó caer entre sus
dedos".
Meagan añade:
"Efectivamente, vi a los dos hombres agacharse, y tocar el asfalto de la
ruta, pero no vi a ninguna juntando arena".
Pregunté a Meagan si podía
precisarme a cual idioma se asemejaba el de estos hombres. "No",
respondió, "he ensayado darle algún nombre a esa lengua. Sin resultados, A
lo sumo, eso se aproximaba al chino, pero no era chino. No puedo imitarlo, no
tengo la voz apropiada, y era una voz alta y reposada. Era un Idioma repicado y
rápido por eso puedo asociarlo con alguna cosa parecida al chino".
¿Pudieron distinguir los rostros
de los hombres? "No los pudimos ver claramente. Estaban enteramente
vestidos con una indumentaria de pies a cabeza, que apenas dejaba ver solo el
rostro, excepto para dos de ellos: El que estaba más cerca nuestro y uno que
estaba del otro costado del aparato. Estos dos no tenían nada que les cubriera
la cabeza."
Uno de los dos hombres cercanos a
Meagan y André, aquel de la cabeza descubierta, tenía espesos cabellos
"rizados" y una barba. Meagan aclaró "entonces el que hablaba
más se dio cuenta de nuestra presencia allí, pues giró rápidamente hacia su
compañero y le dijo algo. Al mismo tiempo dio un paso atrás, como si dejara a
criterio del barbudo la continuación de este encuentro".
"Estábamos en lo alto de la
plataforma rutera, al mismo nivel que el hombre y tuve la neta impresión de que
era más bajo que yo", dice Meagan. "Tengo un metro setenta de altura
y el me llegaba a la altura del mentón. Entonces mediría, como mucho, 1,58 m. y
era de conformación bastante delgada. Los otros eran iguales."
Meagan Quezet precisa que las
vestiduras los cubrían de tal modo que no fue capaz de distinguir los músculos
o una forma cualquiera del cuerpo. Estaban vestidos de la cabeza a los pies,
dejando solo la cara visible, menos dos hombres del grupo. Las manos fueron
bien vistas, y según lo que ella puede recordar, parecían normales.
¿De qué color eran las
combinaciones? "Blanco" dijo Meagan dudando. André creyó que eran
rosadas pero tengo la impresión de que esto fue un efecto de la luz que rodeaba
al aparato. Pienso que efectivamente, serían blancas pero afectadas por el
color rosa de la luz.
¿Las vestiduras no eran
tornasoladas? "Para nada, los tonos eran blancos, estoy segura. ¿Recuerdan
el color del aparato? "Un tono que recordaba al metal por lo menos es mi
impresión", dijo Meagan. "Estaba absolutamente virgen de protuberancias,
era completamente liso", indicó ella. André añadió: "Tenía el color
de una plomada de esas que usamos para ir a pescar".
Meagan prosigue: "El cuerpo
principal del aparato era enteramente liso. No observe ningún detalle sobre la
superficie aunque bien podía tener alguna cosa en la parte de atrás que
nosotros no vimos. Me hubiera gustado dar una vuelta completa alrededor para
verificar esto, pero usted sabe, una siempre piensa estas cosas después de
haberlo pasado."
EL SALUDO
DEL "COMANDANTE" A LA TESTIGO
Meagan advirtió que el barbudo
continuaba mirándola sin girar su mirada. Siempre sin cesar de observar fijo a
Meagan, inclinó el busto y dijo algo. Meagan pensó que la saludaba a su manera.
En ningún momento los ojos del barbudo se apartaban de ella.
André dijo: "El hombre que
habla pronunció solo tres sílabas. Las escuché claramente".
Meagan respondió con un tímido "Hello" y rió nerviosa. Ella cuenta: "El que tenía la barba y que debía ser el responsable del grupo, supongo, tenía una cabellera común negra. Pero su piel era oscura, como aquella de los pueblos de Medio Oriente, una especie de tinte aceitunado. Pero no era 'un negro'. Incluso Meagan se sintió atraída por este hombre de barba. Ella me dijo riendo: "Siempre me han gustado los hombres barbudos."
No pudo ver el color de sus ojos
pero no advirtió nada anormal en los ojos del barbudo. Le pregunté si estaban
ubicados en forma oblicua. Respondió: "No, pero debo decirle una cosa, No
sé si esto quiere decir algo o no. Tenía la impresión de que los ojos del
barbudo eran enteramente traslúcidos, como sí yo pudiera ver a través de sus
ojos. Se que esto parece una estupidez, y puede ser que solo se tratara de un
reflejo de la luminosidad rosada en sus ojos".
Mientras que el barbudo la
saludaba haciendo esa inclinación del busto, Meagan no dejaba de mirarlo.
Después, seguidamente por primera vez desde el principio de la observación,
ella se da cuenta que alguna cosa "fallaba". Algo no era normal.
Durante este tiempo, André estaba parado ligeramente por detrás y a la izquierda
de su madre. Ella le dijo: "André, ve a buscar a papá, y corre rápido, te
lo ruego".
Me explica Meagan: "He
debido gritarle, y bastante fuerte". André interviene: "Corrí derecho
hacia adelante, estaba invadido por el miedo. Jamás había imaginado poder ver
una cosa como eso, algún día".
Les
pregunté si los hombres se horrorizaron.
Meagan respondió: "y bien,
el barbudo me habla y lo miré de frente. Después él dice algo al otro hombre y
éste gira y dice algo a los otros hombres. No puedo hablar propiamente de conversación
y solo intercambiaron unos monosílabos. Y la cosa siguiente que se produjo fue
ésta: se reintegraron al aparato".
Le pregunté si treparon sobre
algo para llegar hasta la abertura en forma de puerta y, de ser así ¿había
peldaños? ."No, no tenían escalera, claro que la abertura estaba a un
metro veinte del suelo. La puerta estaba en el medio sobre la base del aparato.
Y a pesar de esto, pudieron alcanzarla sin dificultades aparentes."
¿Saltaron? "Si, pero no daba
la impresión de que hicieran un gran esfuerzo para llegar hasta ahí. No se
flexionaron como para saltar. Simplemente dieron algunos pasos y fueron al
interior del artefacto.
Un momento más tarde la puerta que estaba abierta se
cerró, a tal punto que no podía distinguirse la menor señal de que hubiera una
puerta.
LA NAVE
SE ELEVA ANTE SUS OJOS
Unos segundos después de la
"desaparición" de la puerta, Meagan percibió un ruido de zumbido
("como un enjambre de abejas en una colmena," dirá ella, es la
comparación mas próxima que pudo hallar). Enseguida los pies en patas de araña
parecieron alargarse ¡Hasta alcanzar la misma altura que el cuerpo principal
del aparato!
Pregunté: Siendo así ¿El largo
total del aparato sería de más de 6 m. en el momento de partir? "Sí, eso
más o menos!"
En el mismo momento, André se
"encontraba bajando de la plataforma rutera corriendo tan rápido como
podía, y frenó de golpe al oír el zumbido. Meagan, que comenzaba a entender la
verdad y a sentirse invadida por el miedo, no pensaba en otra cosa que en
volver a la casa.
Atormentada por el incidente, no
sabía muy bien que hacer. "Estaba un tanto espantada, no sabía si convenía
correr o que. En seguida, el objeto trepó lentamente en el aire. En principio
fue avanzando ligeramente hacia la izquierda del sitio en que se había posado.
Después las 'patas de araña' de su tren de aterrizaje parecieron volver a
entrar en el aparato como una antena telescópica. Francamente, le debo decir
que esta comparación con un sistema telescópico no es muy apropiada, Los pies
entraron en el aparato, eso es todo. Uno de los periodistas que me vino a
interrogar me sugirió lo de los pies telescópicos pero no es realmente el caso,
los pies entraron derecho en el aparato que se elevó quedando en sustentación
durante uno o dos segundos.
Después enfiló rápidamente en el
cielo, desapareciendo entre las nubes, muy bajas aquella noche.
Fue visible treinta segundos
antes de desaparecer entre las nubes, lo pudimos ver como una pequeña luz móvil
intermitente. Es curioso, pero las nubes quedaron coloreadas de rosa un largo
rato después de desaparecer el aparato".
Pregunté cuanto tiempo habla
transcurrido entre el primer instante de la observación y el decolaje del
artefacto. "Pienso que todo esto duró 10 minutos" dijo Meagan".
Es difícil determinar el tiempo exacto sin tener reloj" -agregó riendo-
"Pero puedo decir que me pareció bastante tiempo.
Recuerdo muy bien que tenía la
boca seca cuando le grité a André que vaya rápido a buscar a papá. Yo estaba
rígida por el miedo. A menudo soy una persona curiosa, tanto que estaba ávida
de ver qué iba a pasar. Pero al mismo tiempo ¡Estaba presa del miedo!.
Realmente, no puedo explicarme este incidente. En todo caso, es la cosa más
insólita que haya visto en mi vida".
Cuando el aparato decoló, ¿qué hizo exactamente?: "Lo seguí con la vista durante unos instantes y André, que había vuelto sobre sus pasos, subió a la plataforma rutera. El había dejado de correr hacia la casa al escuchar el zumbido del aparato que decolaba, y volvió a buscarme. Cuando llegó hasta mi, le dije '¿Lo has visto? ¡Se voló!'. El tenía los ojos mirando al cielo y me respondió: 'si, todavía puedo verlo'".
Pregunté si les pareció que el
aparato desarrollaba una fuerza potente cundo se elevaba. "No.
Hubo un suave desplazamiento de
aire, pero no observé ningún indicio de llama de reactor o alguna cosa de este
tipo, tampoco un viento fuerte. Estaba fresco y se levantó una ligera brisa,
pero no hubo cambios de temperatura ni de viento durante el decolaje.
EL
REGRESO A LA CASA, LAS DUDAS, LOS MIEDOS
¿Qué hicieron entonces?
"Quedamos en el lugar unos segundos, un poco aturdidos, mareados a decir
verdad, después descendimos de la loma y nos dirigimos hacia la casa.
La intención de Meagan era
despertar a su marido enseguida, pero al llegar a su domicilio se dio cuenta de
que esto no sería de ninguna utilidad, pues él no podría hacer otra cosa más
allá de escuchar. Después de todo, ¡el aparato ya se había ido!. Paul Quezet es
director de un gran mercado, y trabaja largas horas de modo arduo. Siempre vuelve
muy cansado de su trabajo y Meagan señala que su marido muchas veces tenía
miedo de que los esfuerzos que hacía podían jugarle una mala pasada uno de esos
días, temía un ataque cardíaco. Debía levantarse temprano para volver tarde a
casa. Meagan juzgó inoportuno despertarlo. Prefirió dejarlo dormir, y se
instaló en la sala con su hijo para recapitular el extraordinario suceso que
acababan de vivir.
Pregunté si pensaron en
telefonear a la policía. "No" dijo Meagan, no se me ocurrió esa
idea".
"Pensaba que habíamos
asistido a ver alguna cosa extraña, pero no supe qué hacer exactamente.
En todo caso, viendo que ya eran
las 01:10 horas, pensé que lo mejor que podíamos hacer era irnos a
acostar".
Por la mañana, André fue a contar
su aventura a su hermanito Gary, cuestión de ver su reacción "No vas a
creerme si te cuento lo que nos pasó anoche". Cuando André terminó de
narrar a grosso modo los hechos más notables del incidente ¡Gary no le creyó
una palabra! Después André telefoneó a su padre, que había salido muy temprano.
Paul Quezet en principio se mantuvo escéptico, pero lo fue menos al saber que
su esposa también era testigo del incidente.
Ella me cuenta: "Hablé con
mi marido del asunto y le volvía a contar toda la historia. Le pregunté que
podría ser este aparato y me contestó: 'Debió ser un OVNI. Hacía el ruido que
hacen los OVNIs.'
Me preguntó si no le estaba
haciendo una broma, después dijo que convenía llamar a los diarios"
Poco tiempo antes, al ir en auto hacia la ciudad, Meagan había visto un cartel que decía "Periódicos Asociados". Entonces decidió telefonear a este grupo, aunque estaba totalmente persuadida de que la tomarían por una loca. "Pero como André había visto lo mismo que yo, estimé que debíamos hacerlo ¡en lugar de quedarnos con los brazos cruzados!" -dice con energía.
Cuando llamó, un hombre le dijo
"Un momentito por favor, voy a hablar con uno de mis colegas y la volveré
a llamar".
Y la llamó. El hombre preguntó a
André si había visto las películas "La guerra de las galaxias" o
"Encuentros cercanos del 3º tipo" y él le contestó que eso no venía
al caso. El periodista parecía confundido sobre lo que convenía pensar sobre el
asunto.
Desde esa fecha, Meagan, André y
la familia entera en general, fueron acosados por llamados telefónicos, tanto
de periodistas como de otras personas. A veces se trataba de farsantes, incluso
crueles que molestaban sin ninguna razón valedera. Naturalmente, ciertas
personas no aceptaron esta historia y declararon a quién quisiera escucharlos
que los Quezet eran enfermos mentales.
Un hombre llamó por teléfono
pretendiendo ser del Daily Mirror de Londres! Dio un nombre y una dirección y
pidió a Meagan los derechos de exclusividad de su historia.
Su diario habría decidido
trasladar a toda la familia Quezet a Francia e Inglaterra para pasar sus
vacaciones, costeándoles 15 días de permanencia a cambio de esa exclusividad.
Meagan rechazaba todas las ofertas financieras que le hacían, no queriendo
comercializar su historia, pero la perspectiva de un viaje a Europa le encantó
a tal punto que aceptó el trueque. Entonces arregló otra cita telefónica para
el sábado 13 a las 14 horas. La familia entera estaba terriblemente excitada
por el inesperado viaje, tanto más cuando Paul -de origen francés- no había
vuelto a Francia desde hacía muchos años. Pero el sábado en cuestión nadie
llamó, ni a las 14 horas ni más tarde. Admitieron la posibilidad de una farsa y
se esfumaron las bellas ilusiones.
Sin embargo, Meagan también
recibió llamados auténticos de Inglaterra y de Estados Unidos. El semanario
"The National Enquirer" le preguntó si aceptaba ser interrogada bajo
hipnosis, pero ella juzgó prudente rehusarse. Ella se explica así: "André
tiene 12 años, atraviesa un período de mutación, difícil para su edad. No deseo
una sesión de hipnosis. Le dije que a lo sumo podría someterme a un detector de
mentiras en el momento que ellos quisieran, pero no hipnosis, esa es una cosa
completamente diferente". Agrega riéndose: "Puede ser que se las
arreglaran para darme todas las garantías de seriedad durante el desarrollo de
esa sesión de hipnosis y yo me sometiera. Pero pueden pasar muchas cosas en
estas sesiones de hipnosis. El hipnotizador podría decir, por ejemplo ¿Qué pasó
cuando fue llevada dentro del aparato? Y así pueden sugerirme haber hecho acciones
que en realidad no hice."
Le expliqué a Meagan que, dado
que no puede aceptarse en bloque lo que surja de revelaciones obtenidas bajo
hipnosis, ella no correría un gran riesgo al someterse a una experiencia tal.
Pero en ese momento Meagan estaba completamente decidida a no hacerlo.
BUSCANDO
PRUEBAS EN EL LUGAR DE LOS HECHOS
El 4 de enero, Meagan y André
volvieron al lugar del aterrizaje. No descubrieron nada que acreditara su
historia. No había marcas o trazas sospechosas en el asfalto de la ruta, aunque
la arena de la calzada estaba un poco desparramada, pero esto no quiere decir
nada pues había un barranco en la proximidad donde unos hombres trabajaban en
un oleoducto. Incluso Meagan advirtió que había lugares donde el foso aún
estaba sin rellenar, y la arena pudo haber sido desparramada por los
trabajadores al instalar el oleoducto.
Pregunté si habían sentido algún
efecto físico anormal luego de la observación, pero Meagan respondió en forma
negativa. Un punto interesante, sin embargo señala Meagan. Ella nota una
perturbación en su ciclo menstrual, el cual se trasladó a una semana antes de
su ciclo normal, y esto inmediatamente después del incidente.
Para ella, esta constatación es
una anomalía extremadamente rara que le sucede por primera vez.
Pero piensa que se debió a la
tensión y la emoción provocada por todo este asunto.
El sábado 14 de enero, mi hermana
Lindsay me condujo de nuevo a Mindalore. Meagan, André y Cheeky (el perro) nos
guiaron hasta el sitio de aterrizaje. Aproveché para cronometrar el tiempo que
nos fue necesario para ir desde la casa hasta arriba de la plataforma rutera,
resultó ser algo menos de 5 minutos. Más allá del fin de la ruta (hasta el
momento, no hemos hallado indicios de que esta tenga nombre) sobre el costado
donde están las casas, pero más lejos, hay una vasta extensión de espacio
libre. Sobre la izquierda y en segundo plano, a varios centenares de metros,
hay una antigua cantera minera. Meagan me aclara que estamos parados sobre el
sitio de una vieja mina de oro.
Noté que el lugar que la madre y
el hijo me señalaron como el emplazamiento preciso del aterrizaje, se halla
casi directamente ubicado bajo las líneas de tensión. Es el único lugar de la
ruta en que las líneas la atraviesan. No hay otras líneas eléctricas en los
alrededores inmediatos.
Me paré en el lugar donde se posó
el aparato, llamé al perrito Cheeky y vino hacia mí sin hesitar, no
manifestando ninguna reticencia en aproximarse al sitio de aterrizaje,
aparentemente no había motivos para que tuviera miedo. Empero, es importante
destacar que hubo fuertes chaparrones en el sector durante la noche de 3 al 4
de enero que muy bien pudieron borrar toda traza del suelo.
Efectivamente no había ninguna
marca extraña sobre la cobertura asfáltica de la ruta, ni vestigios de follaje
perturbado en los alrededores inmediatos. Entonces pude comprobar que no había
ninguna prueba de un aterrizaje de OVNI. Examiné atentamente el suelo de cada
lado de la ruta en un ancho de 3 metros sin poder descubrir el menor indicio.
Allá donde trabajaban los obreros en el oleoducto, el foso estaba sin rellenar,
así toda prueba de la junta y derrame de arena por parte de los hombres del
aparato probablemente ya estaba destruida.
OPINIONES
CONTRAPUESTAS
Además pude encontrar al Dr. Wim
AHLERS del Planetarium Witwastersand de la Universidad (de Johannesburgo). Me
dijo que no había razón para dudar de lo alegado por la Sra. Quezet y su hijo,
que aquellos probablemente hayan dicho la verdad. Frank Morton, sobre quien no
tuve ninguna confirmación acerca de la credibilidad que podía acordársele, pero
que se autodefine como "consejero en OVNI del Planetario" me informó
más tarde que cuando él interrogó a los vecinos de los Quezet lo enteraron de
que Meagan Quezet era una mujer dotada de una fértil imaginación.
Por eso Morton bautizó a este
asunto como fraude, aunque yo me pregunto sobre qué bases se apoya para ser tan
categórico.
Hablé con él por teléfono y mi
impresión ha sido buena, pero debo admitir que él se refería a un caso OVNI
convencional al referirse al asunto de Meagan Quezet ¡Y ese enfoque es
inexacto!.
El sábado, tuve la ocasión de
conversar con Paul Quezet, mientras estaba solo. Me dijo: "Mi mujer es muy
impresionable, pero ella no mentiría".
Lo que más me inquieta de esta
historia es el factor tiempo:
Meagan vio que eran las 00:10
cuando André entraba a la sala.
Volvió a mirar el reloj de pared
antes de que ella y André fueran a acostarse, entonces eran la 01:05. Ya dije
que se necesitaban más o menos 5 minutos de caminata para llegar al lugar de
observación. Suponiendo que necesitaron 5 minutos para alcanzar el sitio,
demoraron 10 minutos en contemplar el aparato y sus ocupantes (pienso que la
estimación de Meagan está por encima de la realidad) que se perdieron 5 minutos
en llamar al perro, y otros 5 minutos para volver, sumo un total de 25 minutos.
Supongamos todavía que pasaron 10 minutos suplementarios discutiendo el suceso
antes de acostarse (Aquí también pienso que es una sobreestimación), esto hace
35 minutos. Personalmente estimo que restan unos 30 minutos de tiempo que no
encuadran en el relato de Meagan.
El 25 de enero, luego de haber
vuelto a Rhodesia por una semana, mi hermana Lindsay me llamó para decirme que
Meagan por entonces ya estaba de acuerdo en someterse a un interrogatorio bajo
hipnosis, pero a condición de que yo estuviera presente. La llamé por teléfono
inmediatamente para decirle que sería un gasto sumamente costoso para mi el
volver a viajar en avión pero que podía hacer los arreglos para que ella
encuentre un especialista reconocido que hiciera esta sesión, le dije que
esperaba que se pudiera realizar.
En tanto, las declaraciones de
los testigos fueron puestas en duda por el encuestador local, Sr. Frank Morton,
representante en su país del grupo NICAP (EE.UU.). Para explicar su actitud,
Morton invoca las razones que siguen:
1°- Los vecinos de los Quezet le
dijeron que Meagan era una persona muy imaginativa. Por mi parte he sido
incapaz de hallar un solo vecino que me exprese este tipo de afirmación.
2º- Meagan no despierta
inmediatamente a su marido Paul para contarle el incidente. Ya he dicho que
Paul no gozaba de muy buena salud y le costaba conciliar el sueño. Me pareció
también que las relaciones entre marido y mujer no eran de primera calidad.
3°- No hay huellas de aterrizaje
sobre el terreno, allí donde supuestamente se posó el aparato.
4°- El Sr. Morton sostiene que
Meagan no quería someterse a una verificación mediante un detector de mentiras.
Esto es falso: Ella lo aceptó en mi visita del 11 de enero de 1979.
5º- El Sr. Morton afirma que
Meagan se rehúsa a someterse a un interrogatorio bajo hipnosis. En parte es
verdad, pues Meagan creyó que no tenía necesidad de probar su buena fe. No
intenté hacerle cambiar de parecer, solo le hice comprender que ella podría
obtener datos interesantes con una sesión semejante. Entonces estuvo de acuerdo
en someterse a esta experiencia a condición de que ésta no le produjera
contrariedades. Después de dudar un poco, aceptó ser hipnotizada pero solamente
en mi presencia.
Yo vivo en Zimbabue, Rhodesia, a
1.250 Kms de Johannesbourg y no es fácil hacer semejante viaje aéreo de
improviso. No obstante, fui invitada a hacer un documental sobre los OVNIs para
un informe en la Sociedad de Radiodifusión de Durban; así estuve en condiciones
de hacer el trayecto vía Johannesbourg sin tocar el bolsillo.
Hice los arreglos para
contactarme con el Dr. Bernard Levinson, un eminente psiquiatra, que antes, a
pedido del semanario de EE.UU. "National Enquirer" había trabajado
sobre el testimonio de los 4 jóvenes implicados en el asunto de Groendal
Reserve. Estuvo de acuerdo en hacer un interrogatorio bajo regresión hipnótica
a la persona de Meagan Quezet el día que yo tenía que ir a Johannesbourg.
La mañana del 21 de junio de 1979
a las 11 horas, Meagan y yo estábamos en el consultorio del Dr. Levinson. La
sesión de regresión hipnótica fue íntegramente registrada en el grabador y a
continuación daré la re transcripción completa.
Es destacable que a medida que se
avanzaba el interrogatorio advertí que Meagan muchas veces repetía las palabras
que le fueron dirigidas.
Para esclarecer este estado de
cosas, he subrayado en el texto estas palabras o frases particulares.
Otra cosa: Jamás intervine
durante el curso del interrogatorio, dejando al psiquiatra la iniciativa de
plantear todas las preguntas, pues no quería entorpecer la regularidad de la
experiencia. Quisiera también señalarles que hasta el presente el Dr. Levinson
no tuvo demasiados vínculos con la investigación ufológica y por eso no conoce
gran cosa sobre la cuestión. Hay numerosas preguntas que pudieron plantearse,
sin haberlo hecho. A causa de esto intentaré concretar otra sesión de
regresión. Además, me gustaría poder persuadir a Meagan para que autorice al
Dr. Levinson a hipnotizar a André, pero dudo que me dé su conformidad.
LA SESION
DE HIPNOSIS:
Meagan: -Hay una extraña luz. Me
dirijo hacia ella con André.
Pregunta: -¿Como estaba vestida
usted?
R. -Con un vestido liviano. Hacía
un poco de fresco aquella noche. Las nubes eran bajas, André y yo caminamos
hasta la luz. La cosa posada en el suelo debe ser un avión. Estoy segura que es
un avión que aterrizó. Ya llegué. No es un avión Pero es una cosa original No
se lo que es (profundo suspiro). André está detrás mío. Voy a aproximarme para
ver si necesitan ayuda. Es realmente alguna cosa extraña. No es un avión
ordinario. (Cuchichea) No, no es un avión ordinario. Un muy extraño objeto. Hay
una especie de luz en su tope, una luz realmente extraña, una rara luz, de
color rosa. Una cosa extraña. Sale gente del aparato, (Suavemente) ¡Mira André!
¡Mira André! ¡Mira! Llevan una especie de vestimentas, Dos hombres conversan.
Otros van y vienen en el otro lado. Se agachan. Se enderezan. Ahora uno de
ellos me descubrió. (Cuchichea). ¡Me ha visto! ¡Me ha visto!
P. -¿Está todo en calma? ¿Hay
algún ruido?
R. No. Solo hay un poco de viento
Una noche con un poco de viento. Pero no mucho. Los hombres extraños. Uno de
los dos lleva una barba. Y tiene la piel negra, pero está vestido de una
original manera. Es realmente raro. No lleva nada sobre la cabeza, mientras su
compañero la tiene cubierta.
Los otros, más lejos, la tienen igualmente
cubierta salvo uno. Realmente muy extraño.
Voy a preguntarles si puedo
ayudarlos... si hay heridos. El aparato es realmente raro. Un poco se parece a
un huevo, (profundo suspiro).
P. -¿Qué pasa ahora?
R. -Me ha visto y también vio a
André. (Ríe) ¡Es original! Imagino que el debe estar tan asombrado como yo. Me
saluda inclinándose y me mira recto a los ojos. Me mira fijo a los ojos.
P. -¿Cómo eran esos ojos?
R. -Unos ojos ordinarios.
P. -¿A qué distancia estaba usted
del ser?
R. -Muy cerca de él. Pueden ser
3, 4, 5, o 6 pies. No sé exactamente. Seis pies, esto es casi la talla de una
persona. Si, es más o menos eso. (Silencio prolongado).
P. -¿Que pasa después?
R. -Se aproxima. Retrocede. Me
mira recto en los ojos. (Apenas audible): No, no puedo ir ahí es preciso que me
vaya. (Se agita) Tengo niños.
P. -¿La han tocado?
R. -Sí. Me ha tomado el
brazo.(Grita muy fuerte): ¡André! ¡Vete y trae contigo a tu padre! Yo no puedo,
sabe usted. Tengo niños. Ellos me necesitarían demasiado, sabe usted.
(Suavemente): Eso estaría muy mal. (Cuchichea): Ellos me aman. No puedo ir.
P. -¿Que hacen ahora?
R. -Se van al interior (NDT.: del
aparato). Echan un vistazo. Ellos miran.
P. -¿Qué idioma utiliza el
hombre?
R. -Habla el inglés. ¿Por que no
se expresa en inglés?
P. -¿Qué le dijo?
R. -"Venga al interior venga
a echar un vistazo. Usted sabe, nos gustaría mucho llevarla. Muy
simpática" (Suavemente): "Usted sería feliz aquí". Pero ¿Qué
será de mi otro niño? Todavía es muy joven. Quedará horrorizado, muy
horrorizado. No puedo permitirme dejarlo y que se las arregle solo. Míreme a
los ojos. Sí, yo lo miro a los ojos. Míreme a los ojos. Míreme a los ojos.
P. -¿Qué le hace el?
R. -Está parado allá. Me dice que
lo mire a los ojos. No tiene aire de perverso. No intenta parecer desagradable.
Pienso que solamente quiere que me vaya con ellos. (Prosigue subiendo el tono):
Pero no quiero ir. Tengo niños. No pienso que mi marido me eche de menos, pero
¿qué será de mi hijo?.
(Cuchichea) No puedo abandonarlo.
P. -¿Ellos comprendieron esto?
R. -Si, se lo mostré, se lo
indiqué. Pero él comprendió. Hablaba inglés.
P. -¿Que pasa ahora?
R. -He ido hasta el Interior.
¡André! ¡Ven! Tu puedes saltar fuera antes de que yo pueda hacerlo.
(Pequeña risa).
P. -¿A qué se parece el interior?
R. -No se. Había sillas, y habla
cosas a los costados, todo alrededor. Luces originales. Luces extrañas.
P. -¿Todavía esta usted en el
vehículo?
R. -No es un vehículo, es una
nave.Sí, es una nave.
P. -¿A que se parece el interior
de esta nave?
R. -Había tableros de control. Había
allí sillas y una mesa al medio.
P. .¿Había alguien más?
R. -Los otros hablan vuelto, pero
parecían no tener permiso para hablar por una razón que ignoro.
Entonces sonreían. No eran
horribles. Me pide que me siente pero yo estaba un poco inquieta. Creo que
quieren llevarme. Ahora voy a salir (más fuerte): No, no puedo quedarme. (Se
agita): No, no puedo quedarme más porque No puedo ¿sabe usted?. Solamente creía
que alguno estaba herido. (Con un tono agudo): ¿De dónde son ustedes? ¿De dónde
son ustedes?
P. -¿Que respondieron a esto? ¿Le
respondió?
R. -Creo que sí.
P. -¿Qué le dijo?
R. -No se.
P. -¿Que piensa de lo que ellos
querían hacer con usted?
R. -Quieren llevarme con ellos.
P. -¿Qué querían hacer con usted?
R. -No se. No son horribles. (Más
calma): No son horribles.
P. -¿Todavía está en el interior
de la nave?
R. -No. Salto fuera. (Muy
fuerte): ¡André! ¡Vete y trae contigo a tu padre!
P. -¿Qué pasa ahora?
R. -Van a partir. Pero me pide
que lo mire a los ojos. Míreme a los ojos. Sí, amo vuestros ojos. Son
fantásticos y hay alguna cosa respecto a vuestros ojos. Míreme a los ojos.
(Suavemente): Míreme a los ojos. Míreme a los ojos. ¡Eso es! (Denota sorpresa).
P. -¿Que sucede?
R. -Ha dicho una cosa. No la
recuerdo. Me ha dicho que yo debo Me ha dicho alguna cosa. No se.
P. -¿A que se refería?
R. -No se. No se.
P. -¿Qué respondió usted a lo que
el le dijo?
R. -Míreme solamente a los ojos.
Voy a decirle una cosa que deberá olvidar enseguida. No la recordará jamás.
P. -¿La recuerda en el presente?
¿Puede recordarla ahora?
R. -Puedo. Pero no llego. No
puedo recordar, no se.
P. -¿Qué llega a recordar
exactamente?
R. -Quiero recordar pero no llego
hasta ahí.
P. -¿Que hacen ellos ahora?
¿Siempre están cerca?
R. -Subieron todos en la nave. Yo
quería hacer un viaje (dice las palabras más rápido y con agitación): Pero no
puedo ir de viaje. ¿Cómo quiere usted que parta a hacer un viaje con niños en
la casa? Ellos no quieren llevarme solamente para un viaje, quieren llevarme
para bien (1) (la voz se eleva casi a la histeria): ¡Sé que lo habrían hecho!
(Lloriquea).
P. -¿Que hacen ellos ahora?
¿Todavía están en las proximidades?
R. -Sí. El aparato se va. Los
pies se estiran y se vuelven mis largos. He corrido un poco hacía atrás.
No estoy segura sobre si va a
venirse encima o no, y justo en pleno sobre mí. (Pausa): Pero creo que no es
nada.
P.-¿Han partido?
R. -(Profundo suspiro). Oh si,
(cuchichea) han partido. (Casi inaudible): ¡Gracias a Diosl
LA OPINION
DEL DR. LEVINSON
Debo confesar que ésta grabación
es bien extraña. Mi impresión es que se trata de una fantasía histérica. La
hipnosis parece haber perturbado a la paciente, a un punto tal que ella deja
libres sus fantasías sugiriéndole pensamientos tristes, como aquel relativo a
su eventual ausencia que perjudicaría a sus hijos, pero no a su marido.
Recuérdese que cuando practiqué
un test galvánico a sus dedos, me fue imposible obtener una lectura de base.
Había mucha angustia y tensión en esta mujer, y no hay ninguna duda de que es
realmente muy nerviosa.
No obstante, tengo bien clara la
presunción de que todo lo que ella contó, bajo hipnosis o no, surge de su
imaginación. A mi juicio, estamos siguiendo una pista falsa (NDT.: Se refiere a
la hipótesis ufológica). Creo que todo esto se deriva de una manifestación de
histeria mezclada con fantasía personal. Con una influencia profunda del filme
que ella vio (Encuentros Cercanos del 3º Tipo). En lo que concierne a su hijo
André, es difícil pronunciarse sobre el tema, incluso si su actitud estuviera
inserta en un proceso de "folie á deux" (NDT.: "locura de a
dos"), en el caso que él le siguiera el juego a su madre, el de la
fantasía, persuadidos de que ellos vieron lo que desearían ver y escucharon lo
que desearían oír. Es totalmente posible. Y debo reconocer que no he quedado
muy impresionado por lo que ella dijo como "recuerdos" particulares,
LA
OPINION DE LA Sra. CYNTHIA HIND
Entiéndase que no es mi intención
denigrar al Dr. Levinson, luego de sus conclusiones. No obstante en mi calidad
de apasionada investigadora del fenómeno OVNI desde hace muchos años, no puedo
aceptarlas. Examinemos un poco los hechos:
Naturalmente, si André hubiera
estado implicado en una dualidad fantasiosa con Meagan, entonces, debería haber
visto las mismas cosas que describe su madre. Pero, por ejemplo, cuando el
humanoide se agacha en el otro costado del aparato aterrizado, a pesar de que
ella sea perfectamente consciente del hecho, no ve al ser juntar arena en sus
manos y en seguida dejarla caer por entre los dedos.
Igualmente, cuando uno de
los humanoides se inclina delante de ella para saludarla, dice alguna cosa que
ella no comprende, aunque se dio cuenta que se trataba de una lengua sonora y
reposada expresada con un ritmo de salmodia. André, por su parte, escuchó al
hombre muy claramente y fue capaz de decirme que había distinguido 3 sílabas,
no comprensibles para él, pero claras. Meagan fue consciente de una brillante
luz rosa rodeando al OVNI pero no pudo decir de dónde provenía exactamente la
luz. André, él, me dijo inmediatamente que la luz rosa venía del extremo del
objeto y de cada lado de la puerta.
Cuando Meagan y yo misma llegamos a la oficina del doctor para la sesión de hipnosis ella estaba muy nerviosa, estaba espantada. No busquemos saber por qué el test galvánico no dio nada positivo.
Me parece que se permitió perder una
gran cantidad de información por falta de preguntas adecuadas.
Sin embargo, pude constatar que
aquellas que fueron planteadas acreditan el relato de Meagan, Por ejemplo,
cuando dice "Hay una original luz en su tope" el Dr. Levinson,
hubiera debido intentar hacerle decir que es lo que ella entendía por
"original". Después, cuando ella dijo "tiene la piel negra pero
está originalmente vestido".... aquí también el doctor debería haber
profundizado para hacer esta descripción más precisa y clara. Cuando dijo:
"parece un huevo".... el doctor hubiera debido intentar hacerle decir
más detalles. Como éstas, hay una multitud de precisiones que no fueron obtenidas,
sobre todo en lo que concierne al aparato. Otra cosa: Hubiera sido
extremadamente interesante saber por qué era necesario que Meagan mirara al
humanoide recto en los ojos, ello habría demandado mayores explicaciones. Por
otra parte, Meagan dijo: "él habla en inglés". Después: ¿por qué no
se expresa en inglés?, es preciso suponer que el humanoide se dirigía al resto
de la tripulación en su propia lengua, pero se hubiera debido intentar precisar
este punto. La descripción del interior del OVNI hecha por Meagan es más bien
magra. Ella habla de sillas ¿pero qué tipo de sillas? ¿Eran sillas de
biblioteca? ¿de comedor? ¿U otras? Habría una mesa en el centro del cuarto,
pero ¿a qué se asemejaba? Hay tableros de control a los costados, munidos de
"luces originales". ¿Qué es esto exactamente?
Al analizar esta sesión, la parte
más interesante es aquella donde el presunto comandante de a bordo pide a
Meagan que lo mire a los ojos, por una parte y cuando le dice una cosa que es
necesario que ella la olvide. Esta secuencia fue muy rápidamente tratada. Pero
¿es posible que la hipnosis no haya sido suficientemente profunda? 0 puede ser
que estos hechos olvidados hayan sido efectivamente borrados de la memoria de
Meagan.
Para concluir diría que es
evidente que el Doctor Levinson no conoce en verdad gran cosa sobre el tema
OVNI. Encontró extraña la grabación pero la trata en términos normales, en la
jerga de todos los días. No hay nada de normal en los E.C. III. Cita también la
película vista por Meagan, Encuentros Cercanos del 3º tipo, Pero ¿El habrá
visto esa película?. Si fuera así, ¿adónde vio un objeto en forma de huevo? ¿Y
los humanoides con piel negra?. Además, de los numerosos incidentes que ella
podría haber tomado prestados de esa película, ninguno se parece a los hechos
citados por Meagan. Considerando bien todo lo visto, concluyo que en
definitiva, la aventura vivida por Meagan Quezet y su hijo André tiene una
apariencia de realidad. Desgraciadamente, el vocabulario un tanto limitado del
testigo principal no permitió obtener descripciones más detalladas.,
Pero no
desesperemos. Sin embargo estoy convencida de que podremos llegar hasta el fin
de este asunto con paciencia, pero también con un poco más de cooperación,
bastante más digamos, de la parte del Dr Levinson. (2)
Nota publicada bajo el título Reencontré rapprochée du 3e type +
séance d'hipnose a Mindalore (Afrique du Sud) en la revista Lumieres dans la
Nuit, Nº 193, marzo de 1980, 43400 Le Chambon sur Lignon, Francia. Traducido
del francés y agregado de subtítulos por Rubén Morales.
NOTAS DEL
TRADUCTOR
En el
original: "Ils ne veulent pas m'emnener seulement pour un voyage, ils
veulent m'emnener pour le bon.”
2) Hay varias
cosas que destacar en el informe. Por empezar el estilo de Cynthia Hind es
llano y descriptivo, cuenta lo que ve, lo que escucha, lo que siente. Repite
las cosas tanto como lo cree necesario. Con honestidad y agallas
investigativas, Cynthia recaba toda la información posible, cumple con creces
el rol de recolector tan poco valorado- que debe caracterizar al verdadero
investigador de campo. Cynthia se involucra emocionalmente, acompañando a los
testigos, y a tal punto lo logra que el único requisito que pone la testigo
para someterse a una hipnosis es la presencia de la ufóloga. Cynthia Hind fue
Directora del MUFON en Africa, escribió el libro "UFOs in Africa",
dirigía una publicación especializada y participó en diversos congresos
ufológicos internacionales. Abandonó nuestro mundo en setiembre del año 2000,
luego de perder su lucha contra el cáncer. El mejor homenaje es aprender de su
metodología de trabajo, entendiendo que el verdadero investigador es aquel
comprometido con sus ideales que no calla lo que siente, y que para obtener la
información realmente valiosa busca una mejor cercanía humana con sus
protagonistas, en vez de la actitud casi autista, distante, no comprometida,
que algunos ufólogos promueven como método. A través de este artículo, muchos
habrán conocido por primera vez a una mujer con coraje, capaz de valorar las
opiniones diferentes y de pelear por su propia verdad.
Fuente: Mitos del Milenio