La ignorancia humana siempre ha
sido más que suficiente para que debiera ser erradicada del planeta, como
primer propósito de todo gobierno, para que la sociedad funcione mejor. Sin
embargo, siempre se supo que ella es necesaria, útil y favorable a los
gobiernos para manejar a los pueblos. Por lo tanto, vemos la diferencia entre
la teoría política del logro de una mejor sociedad mediante un mejor ciudadano,
y la práctica pseudopolítica del logro de una peor sociedad mediante un peor
ciudadano, siendo que esa sociedad peor es manipulable, controlable,
utilizable, esclavizable y redituable para quienes tienen el poder.
Pretender que una nación o que un
mundo puedan deshacerse de la ignorancia estando bajo el poder de quienes
procuran mantenerla, no es posible para los pueblos ni es permisible para sus
gobernantes.
Cuando las personas menos ignorantes quieren iluminar las mentes
más oscuras, se dan cuenta de que el eclipse provocado por los poderes que
favorecen la ignorancia contrarresta toda luz que se pretenda brindar. Se llega
a la conclusión de que no hay que darle conocimiento a quien no lo pueda
asimilar.
Historia
y perspectivas futuras
La humanidad ha tenido, durante
milenios, sus diversos transmisores de conocimiento para la iluminación del
ser, y ninguno de ellos ha pretendido que su mensaje llegara a todo el mundo.
Tanto se tratara de humanos en
grado superior de conciencia, como de enviados a la Tierra procedentes de otros
mundos o dimensiones, ninguno vino a producir modificaciones radicales en el
agónico proceso decadente de la humanidad. Más aun, hasta han anunciado las
penurias a sufrirse hasta que el ciclo de la actual humanidad concluya, sin que
el conocimiento revelado llegara a ser patrimonio de todos desplazando a la
ignorancia. Es decir, esos mensajeros de conocimiento cósmico, espiritual, no
vinieron a arreglar el mundo, a poner fin a la ignorancia, a dignificar la
existencia e implantar la justicia. Vinieron a decirnos que todo seguirá igual
hasta que termine, y que a lo sumo podrán encontrar la luz aquellos pocos que
serán los "elegidos" entre todos los llamados.
Ante semejante diagnóstico, surge
la consecuente resignación a que nadie vendrá de más allá de la atmósfera a
poner remedio a los males del mundo. Que los extraterrestres seguirán
sobrevolando el planeta, observando, contactando a unos pocos para dar sus
agoreros mensajes de los famosos tres días de oscuridad, de las catástrofes
para las que habrá que prepararse, de la evacuación de los elegidos... Mientras
que al resto de la humanidad seguirán sin transmitirle mensaje alguno, pudiendo
hacerlo si quisieran, dada la tecnología de que disponen. No quieren intervenir
en el destino de la humanidad, porque la ley a la que obedecen les impone no
interferir en la evolución de las humanidades atrasadas, que deben buscar por
sí mismas su perfeccionamiento. No importa -no les importa, parece ser- si esas
humanidades, en realidad, no son que estén atrasadas, sino que son vestigios de
civilizaciones avanzadas destruidas.
Que poseen en los genes y en las
memorias extra cerebrales -en el espíritu- un conocimiento superior, archivado,
bloqueado. Que ese bloqueo les fue producido mediante ingeniería genética, por
agentes conspiradores contra la normal evolución, que condujeron a la
ignorancia a seres con conocimiento, impidiéndoles utilizarlo. No parece
importarles a los extraterrestres que pasen en sus naves, que esta humanidad
esté como está por lo que le ha sido hecho, y que eso debiera ser reparado por
alguien de afuera, ya que desde afuera es que fue operado el gran daño. Pero la
mayoría de los mensajeros extraterrestres no hacen mención de tal conspiración
de que ha sido objeto la especie humana. Y les dicen a los contactados, que
nosotros debemos arreglárnoslas como podamos, porque hemos sido nosotros los
causantes de todo lo malo que nos pasa. Que ellos no pueden hacer nada por
nosotros, porque es contra la ley cósmica de la evolución autónoma de los
mundos…
¿"No-interferencia"
o no-revelación de la verdad?
Si la autonomía de la humanidad
no fue permitida, porque desde afuera hubo quienes vinieron a interferir
sometiendo a los seres a la ignorancia, debería haber alguien de afuera que
viniera a liberar a las víctimas de esa conspiración. Y no dejarlas sufriendo
lo que se les ha hecho, con el pretexto de que "no se debe
interferir". Esa liberación requeriría, ante todo, la revelación de una
verdad que en la mayoría de los mensajes extraterrestres sospechosamente se
omite: que aquí o algo ha fallado, o que en realidad no es falla, sino un
propósito maquiavélicamente bien orquestado para que todo funcione
anormalmente. En la mayoría de los mensajes extraterrestres se da a entender
que no hay ninguna falla, sino que hasta en los hechos más catastróficos y las
injusticias humanas más atroces, "el plan divino se cumple al pie de la
letra". Que todo lo aparentemente negativo que sucede "es parte
natural de la evolución".
Muchas personas no aceptan que lo
dicho en tales mensajes pueda ser veraz, que esto pueda ser parte de un plan
divino, de una natural evolución. Tales personas pueden preguntarse si los
extraterrestres están diciendo tal cosa porque pretenden mantener en el engaño
a la humanidad, para que persista el proceso de su decadencia, o si será porque
la humanidad no está preparada para escuchar que aquí no rige ningún plan
divino y ninguna natural evolución. Y que, en tal caso, conviene decirle lo que
quiere escuchar. Para que todo parezca estar en orden y no haya motivo de
alarmarse. Después de todo, cuando todo el teatro del engañoso mundo termine
alguna vez, ya habrá tiempo, millones de años de tiempo, para que las víctimas
de esta experiencia anormal descubran que todo fue una farsa, un proceso fuera
del orden universal, durante el cual había sido conveniente que no supieran la
verdad, para que sufrieran menos. Para que la ignorancia permitiera, al menos,
una cuota de dicha en el diario existir, manteniendo un cierto grado de paz, de
frecuencia vibratoria no tan baja; mientras que la revelación de la verdad
generaría conflictos, inestabilidad, peligro de bajar de frecuencia y provocar
males mayores que los existentes.
Reveladores
Sin embargo, aunque hay en el
cosmos quienes piensan así, manteniendo a la humanidad en los goces de la
ignorancia, transmitiendo mensajes que no cometan el error de revelar nada que
provoque algún conflicto, parece ser que allá arriba no todos piensan lo mismo.
Hay ciertos tipos de seres que sí han venido a revelar que aquí las cosas no
responden a ningún plan divino, a ningún orden cósmico natural y normal, y que
ha existido una conspiración operada por mentes cósmicas enfermas que generaron
los males del mundo. Que la negatividad no sólo no es necesaria como escuela de
evolución de la conciencia, sino que hasta es contraria a las posibilidades de
evolución del ser. Por lo cual ha sido empleada para corromper a los habitantes
de mundos como la Tierra, y no para que evolucionen. Los seres que en sus
mensajes han transmitido esa información, sin embargo, tampoco parecen
empeñados en efectuar transmisiones masivas, permaneciendo en sus selectivos y
limitados contactos con algunas personas receptoras.
Vemos, entonces, dos clases de
mensajes:
Los que omiten y
Los que revelan lo que ha pasado
en este mundo.
Unos parece ser que no están
interesados en que se sepa lo ocurrido, o tal vez están interesados en que,
directamente, no se sepa. Los otros, parecen interesados en que cierta gente lo
sepa. Pero en ambos casos, la coincidencia es que ni los unos ni los otros
consideran que la humanidad, en su totalidad, deba enterarse de la verdad. Por
lo menos no en el actual ciclo decadente de la civilización.
Se habla del
advenimiento de un "Nuevo Hombre", una "Nueva Tierra", una
"Nueva Era", con un grado de conciencia que podrá comprender muchas
cosas que recién entonces, tal vez, sean reveladas.
Qué puede
pasar con una revelación masiva
Mientras tanto, ¿qué hacer con
las revelaciones aisladas, selectivamente efectuadas a ciertos individuos, si
no es conveniente que todo el mundo las conozca? ¿Qué pude hacer un individuo
de esos, con información reveladora, que le ha llegado de extraterrestres que
prefieren decir la verdad en vez de omitirla en sus mensajes? Si tal verdad no
es para todos, sino para algunos, ¿no irá contra ciertos planes cósmicos el
hecho de transmitirla por medios masivos? ¿No causará conflictos en quienes
puedan escucharla? ¿Qué sentido tiene transmitirla si, de todos modos, el mundo
seguirá su curso? ¿O acaso es una verdad tan evidente que es capaz de cambiar
el curso del mundo, y por eso vale la pena transmitirla?
Para saber qué tan posible es que
una verdad llegada del cosmos, cambie el destino de la humanidad, veamos en qué
les ha cambiado el destino a ciertas personas el descubrimiento de ciertas
verdades transmitidas por extraterrestres. Luego de ser efectuada la referida
transmisión por parte de esa clase de extraterrestres que revelaron lo que los
de la otra clase no dijeron, los mensajes fueron difundidos, muchos los
aceptaron como ciertos, pero sólo una mínima parte de esa gente se hizo
activamente retransmisora de tal información. Podría pensarse que una tal
verdad es suficiente para movilizar a cualquiera a ir contra la corriente del
mundo y contra los molinos de viento, para que todos la escuchen. Sin embargo,
esto no suele suceder en la mayoría de los casos. La mayoría de los que se dan
cuenta de que, al descubrir la trama oculta de la historia y prehistoria de la
humanidad, pasan a ser individuos diferentes, y temen ser descubiertos como
tales, por lo que se abstienen de hablar de lo que han descubierto.
Pretendiendo pasar inadvertidos
en la sociedad, hacen que la verdad que les ha sido revelada pase inadvertida por
muchos que podrían enterarse si la compartieran con ellos. Por lo tanto, esos
poseedores de la revelación no han cambiado radicalmente luego de recibirla.
Siguen con sus temores, siguen con sus precauciones para no arriesgarse a caer
bajo el juicio ajeno, siguen con sus rutinas esclavizantes, con sus vicios, con
sus defectos que ni siquiera procuran tratar de corregir. Y siguen siendo
iguales a cualquier persona que no posee el conocimiento cósmico y espiritual
del que ellos disponen. Así demuestran que si en ellos la verdad cósmica
recibida no ha tenido más fuerza que sus miedos y que su falta de voluntad de
lucha interior, lo mismo habrá de pasar multiplicado por miles de millones, si
toda la humanidad se enterara de esa verdad oculta reservada a unos pocos.
También hay casos de individuos
que, al recibir la revelación, tuvieron transformaciones tales, que la divulgan
sin temor a lo que digan los demás, y que han hecho procesos de
perfeccionamiento interior, que parecen dar esperanzas al mundo: si ellos pudieron
cambiar gracias a esa verdad, el mundo puede cambiar…
Pero esos casos han sido y siguen
siendo una minoría, por lo que la realidad es que las posibilidades y
esperanzas de cambio para el mundo son proporcionales a esas cantidades. Si
pocos reaccionan positivamente ante la revelación, y muchos siguen su inercia,
ni la más grande y evidente verdad tiene la fuerza suficiente para cambiar a la
mayoría de la gente y al curso del mundo. ¿Vale la pena transmitir tal
conocimiento cósmico a todos? ¿No será mejor mantenerlo fuera del alcance de la
mayoría, donde sólo puedan llegar quienes estén a la altura de él?
Por alguna razón (o sinrazón, el
tiempo lo dirá…) las informaciones sobre la gran manipulación cósmica,
transmitidas por los extraterrestres reveladores, están siendo divulgadas en
forma paralela a las transmitidas por los extraterrestres ocultadores.
Publicadas en medios de tanto alcance como Internet, van encontrando respuesta
a favor, en contra, neutra, y en cualquiera de los tres casos, un interrogante
en común: si acaso esto es verdad, ¿por qué los extraterrestres no lo
transmiten masivamente, en vez de a sólo algunos pocos contactados?
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